JUICIO A LA HUMANIDAD

                     El Abogado Defensor de la Legislación hace su defensa:

Comprendo y no es mi intención justificar la intervención de la Legislación a lo largo de la Historia, pero sí pretendo evaluar qué alturas rozó la condición humana para poder abordar una tarea de tamaña naturaleza.
Comprender las Leyes de Dios y concedérselas a los hombres en realidad no es tarea de hombres sino de semidioses, por lo tanto, argumento de este modo, no en defensa de las leyes humanas ni su precariedad, sino en defensa de la condición humana que poco sabe de sí y mucho menos de las Leyes que rigen el Universo.
Sin embargo considero que es dable este Juicio y que más allá de las áreas enjuiciadas constituye una oportunidad histórica para la raza humana.
Tiempo vendrá y los hombres habrán ganado estatura espiritual para poder responder a la demanda de la vida que lejos de intentar condenarnos pretende darnos el lugar adecuado en la Creación.
Espero que mi decir esté acompañado por el motivo que el Buen Dios tuvo al crear este mundo y que desde allí broten las palabras adecuadas que transformen la incertidumbre actual en la oportunidad más grande de la Historia.

                                     La Legislación en su Defensa:

Las Leyes que se han podido elaborar no pueden ser mayores que la capacidad de nuestro criterio, pues entonces creo que es el criterio humano y el conjunto de sus obras lo que debidamente está siendo enjuiciado.
Considero sagrada la oportunidad de la humanidad porque puede revertir su historia y crear la plataforma que la sitúe más allá de sus limitaciones.
En mi caso, las leyes intentaron guiar y corregir la conducta humana valiéndonos tan sólo de la experiencia que como humanos teníamos.
Esto es evidente que resultó insuficiente pero aún así gesta un impulso que habrá de pretender imitar a los Dioses y en esta sublime pretensión encontraremos indudablemente la salida.
Tengo la infinita confianza de que contaremos con la asistencia Divina y que nuestra conciencia está pronta para responder a un estímulo de tal naturaleza.
La Legislación que nos toca representar es una especie de aventura con la posteridad; por lo tanto el recurso de argumentar los siglos futuros es la prometedora tarea de darle un sentido a la vida humana y el hecho de poder seguir las líneas de fuerza que provienen del Universo, la manera de decirle a Dios que aceptamos los caminos que nos propone.